Leyenda de Chinicuila del
Oro.
Nos tocó vivir una niñez
fantástica en Villa Victoria, Michoacán a finales de los 60’s y principalmente
en la década de los 70, en el barrio de la calle Melchor Ocampo –esa calle que
te conduce directo a La Piedra de La Cruz- circunstancia especial es que la
esquina donde existe la casa familiar, era justamente el centro de reunión de
los pequeños de la época que venían de las calles aledañas a pasar un rato
feliz, de sano esparcimiento.
Esta esquina fue el centro de reunión de los pequeños de la época a la que se hace referencia |
Concurríamos a la esquina Los Osorio Rojas, Los Gutiérrez Mendoza, Los Sandoval Gallardo, Los Valdez Ochoa,
Los Esparza Díaz, Los Trujillo Serrano, Los Espinoza Chávez, Los Mendoza Licea,
Los Aguilar Abundiz, Los García Maldonado, Los Navarro Ochoa, Los Trujillo Trujillo,
y tantos otros que no quisiera omitir pero que escapan a mi memoria.
Dependiendo de la temporada
del año, era el tipo de juegos que realizábamos, dado que en nuestra región
sólo podíamos definir las temporadas de aguas y secas.
Los globos de Cantoya, elaborados con papel de China. Espectáculo imperdible en la temporada De aguas
Las reuniones eran todos
los días después de asistir a la escuela algunos y otros, después de ayudar a
sus Padres en los trabajos diarios. La Temporada de secas era especial porque
se prestaba a jugar con el trompo, las canicas (nosotros le llamábamos caicos),
jugar al burro castigado, El florón, Los encantados y uno que particularmente
nos gustaba mucho El Bote (las escondidas). Este último consistía en hacer una
selección previa en donde se aplicaba el filtro de “la manzana podrida” con
objeto de escoger a quien iniciaría buscando a los escondidos niños.
El Burro Castigado.
Juego clásico de las esquinas de Chinicuila del Oro
Después del cansancio
producido por las corretizas y previo al “anuncio” que Carmen Calvillo hacía al
cortar la electricidad del alumbrado público y que indicaba que en 20 min. llegaría
a su fin el servicio, nos sentábamos en torno al que conocía los cuentos,
sobretodo de terror, y le escuchábamos aquellas fantásticas narraciones que
hacían que nuestro regreso a casa fuera con el miedo característico de los
pequeños.
El zócalo de Villa Victoria, Michoacán en el 2018. (El crédito respectivo al autor de la fotografía) |
Recuerdo la famosa “Leyenda
de la Puerca con Cadena” que oíamos de personas mucho mayores que nosotros así
que debe ser una vieja leyenda. Trataré de narrarla tal cual la he escuchado:
“cuentan que, a las 12 de
la noche junto al frondoso, profuso y exuberante Salate (Higuera) que se
encuentra en el Puente de la calle Lázaro Cárdenas, el famoso puente del encementado de Leobardo Valladares,
aparece una furiosa puerca arrastrando una pesada cadena. Dicen que como si
cada opresivo eslabón significara una pena de la mujer que convertida en
marrana, purga su eterna condena. La marrana, recubierta con el fango apestoso de
la pudrición del arroyo, va seguida en fila, por unos furiosos marranos, que
con los colmillos de fuera y emitiendo sonidos como carcajadas tétricas de
pequeños, entonan esa famosa canción llamada Amor Chiquito. Así, mientras la puerca
arrastra el pesado metal y gruñe con una fuerza tal, que opaca el suave rumor
de las aguas del arroyo que sucumben al doloroso y desgarrador lamento; los
puerquillos, con sus afilados colmillos y sonriendo siniestramente, bailan y
cantan sin cesar, Amor chiquito, acabado de nacer, tu
eres mi encanto y eres todo mi querer . . . "
El famoso Puente de Leobardo
(lugar donde se aparece La Puerca con Cadena)
Así que cuando vayas a
Villa Victoria, Michoacán no olvides pasar, a las 12 de la noche, por el puente
de Leobardo. Si padeces de enfermedades cardiacas, presión alta o diabetes; te
recomiendo que te abstengas de hacerlo porque sufrirás las consecuencias, al
sentir que tu pelo se eriza y tu corazón se acelera al presenciar tan terrible y
siniestro espectáculo.