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lunes, 19 de julio de 2010

¡Ascaris lumbricoides!

Morelia, representó para los jóvenes Chinicuilenses la gran oportunidad para estudiar una carrera. Nos tocó vivir una muy bonita época en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, más o menos al iniciar la década de los 80’s. Recuerdo que inicié la preparatoria en la Prepa # 2 Pascual Ortiz Rubio. Al finalizar ésta, decidí estudiar la carrera de Agronomía y la única escuela se localizaba en la Ciudad de Uruapan por lo que me trasladé a la "Perla del Cupatitzio" para iniciar mi carrera como Ingeniero Agrónomo en la especialidad de Fitomejoramiento. Al mismo tiempo, llegaban a Morelia procedentes de Colima algunos primos con objeto también de estudiar sus carreras universitarias. Bien, esta pequeña introducción es más o menos para situarlos en la circunstancia que nos tocó vivir.

En la fotografía, tomando un refresco más o menos en la cuesta de "Palos Marías" al "Puerto de la Mula", Rogaciano Gutiérrez Mendoza, José Rafael Trujillo T. y Alberto Larios Oseguera, trasladándonos a Villa Victoria para gozar de un "merecido" período vacacional, justamente en la época en la cual refiero la anécdota. Roga había concluido su carrera como Ingeniero Agrónomo y Alberto, era el Ingeniero residente de Obra de la Compañia "Obras y Casas" propiedad del Arquitecto Alfonso Gutiérrez Martínez, quienes realizaban algunos trabajos en Villa Victoria.


Rentaban un pequeño departamento Jorge Trujillo P., Jorge Pineda, José Silva, Benjamín y Manuel Trujillo, Benjamín García T. y otros jóvenes más. Este departamento había sido “heredado” por los nuevos profesionistas que ya habían salido a cumplir con su Servicio Social a diferentes lugares.

Cada fin de semana, me trasladaba a Morelia desde Uruapan y los visitaba con el fin de ajustarme a las actividades que ellos realizaban que principalmente era el ir a jugar basquetbol, asistir a algunas fiestas, a las “discos” de moda (El Molino y El Barón Rojo) o simplemente disfrutar de la compañía de los primos y amigos, entre Ellos, Jorge Trujillo S. (Coque). Quiero decir que había comportamientos muy disímbolos; esto es, había quienes por su especial circunstancia económica debían trabajar duro para hacerse de recursos y poder estudiar su profesión. Recuerdo a los primos Benjamín y Manuel, ahora médicos de mucho prestigio en Colima, tuvieron que trabajar de noche haciendo guardia en la farmacia de la Clínica Morelia, para temprano asistir a la Facultad de medicina a tomar las clases en la carrera de medicina que eligieron, otros más se concretaban a asistir a sus clases, estudiar lo suficiente y necesario para cumplir con el compromiso y listo.

He comprendido que el sacrificio temprano es sinónimo de éxito futuro.

Bueno, quiero referirme a una anécdota sucedida en este “vaivén” de cosas entre este heterogéneo grupo:

José Silva (Joselito) siempre ha sido muy bromista, en una ocasión en que uno de los hermanos Trujillo había entrado al baño a “hacer del 2” y después de emplear alrededor de 20 minutos para leer cualquier revista, simultáneamente, a su necesidad, escuchó unos toquidos en la puerta del baño que avisaban de una gran urgencia. Era Joselito quien urgía a Manuel a “cortarle”. Este último, olvidó lo básico después de todo: ¡echarle agua!

Cuando entró José, un “flotador” orbitaba aún en el receptáculo sanitario. De inmediato, José maquinó su travesura (cual diablillo de Derbez): tomó un tubo de crema para las espinillas de la marca “Clearasil” color piel y con toda calma aplicó una cantidad suficiente al “submarino” de manera que semejara a una lombriz. Una vez concretado el primer paso de su broma, llama con gritos despavoridos a Benjamín, hermano de Manuel y quien cursaba el 2º. año de medicina, obviamente que su conocimiento acerca de problemas gastrointestinales era mayor. Al llegar Éste al baño y observar aquel “gusano” sobre el “flotador” gritó: ¡Ascaris lumbricoides! (que es el nombre científico de la especie más común de lombrices intestinales) apelando a su conocimiento sobre estos bichos, ¡Inmediatamente te tomas un tratamiento con Vermox! exclamó; Joselito, obviamente se moría de la risa, lo que motivó la duda y finalmente al descubrimiento de la verdad. Después de todo, todos reíamos.

Un saludo para todos los ex-inquilinos de este modesto departamento localizado sobre la Avenida Virrey de Mendoza en la Cd. de las Canteras Color de Rosa y que sirvió de hogar a todos Ellos.