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domingo, 18 de noviembre de 2012

REMEMBRANZAS

Villa Victoria, Michoacán.
Fotografía tomada por el Dr. Hugo Rene Larios Trujillo

Recordar. . .  ¡Recordar es volver a vivir! reza por ahí algún dicho que los humanos inventamos.  Y esto es muy cierto, más aún cuando dependemos en gran medida de la tecnología  que, en función del tiempo nos ha permitido valernos de ciertos instrumentos para ayudarnos con este proceso de regresar en éste, tal es el caso de las fotografías.


Matilde Magallón Trujillo "Pilles", Salvador "Chava" Cásarez y Refugio "Camastrón" Trujillo. Esta fotografía fué tomada por el Sr. José Calvillo Oseguera, en que año? No recuerdo a ninguno de estos personajes Chinicuilenses!


Recordar a través de las fotografías nos ofrece la posibilidad de estar en algunos lugares entrañables, pasar algún rato con la familia, los amigos o simplemente transportarte en el tiempo a alguna de las épocas en las que la felicidad asomó a tu puerta o en su defecto la desgracia. Adicionalmente, las fotografías te permiten hacerte una especie de retrolavado espiritual si lo podemos llamar así, por el hecho mismo de regresarte en el tiempo al lugar mismo donde aún no cometías los errores o lograbas los éxitos que te han colocado en el lugar y el espacio que actualmente ocupas. 

Edgardo "Edie" Silva, Larisa Trujillo, Rafael "Payle" Trujillo, José "Joselito" y Adolfo "Tito" Silva, en el "tumbaburros" del camión de Leonel Trujillo por allá en en 1970-71 (de acuerdo con las placas del camión) Quien la tomó? posiblemente el Sr. José Calvillo Oseguera


Si nos referimos a nuestro querido Chinicuila y si hablamos de fotografías, inmediatamente vienen a mi memoria Don Martin Olivares, Baltazar Espindola y José Calvillo,  o no? Para quienes tuvimos la suerte de vivir  mas o menos entre finales de los 60’s, 70’s  sabemos que ellos destacaron en este oficio con las famosas cámaras Polaroid. 


Don Martín Olivares y familia. Dentista de profesión y apasionado por la fotografía, padre de  la maestra Estela Olivares, fuerte pilar de la educación básica de  Chinicuila. Fotografía proporcionada por Martín Garibay O.  



Grupo de profesores de la Escuela Primaria Jose Ma. Morelos y Pavón, en Villa Victoria. Fotografía cortesía del Profr. Rubén Venegas (al centro)



Baltazar quizá, más moderno, dado que Don Martin utilizaba la cámara fija de estudio, en donde el fotógrafo debía cubrirse con un lienzo negro con objeto de que la luz no velara los negativos; en cambio Balta hacía gala de su oficio, al utilizar la polaroid portátil instantánea con flash de cubo removible. José Calvillo, tenía por "hobby" la fotografía y como iba y venía "al otro lado" tenía la facilidad de adquirir sus cámaras en cada uno de sus viajes de trabajo. 


Silvestre Espíndola Sánchez, mejor conocido como Baltazar,  fué el fotografo oficial de numerosos eventos (bodas, quinceañeras, bautizos, graduaciones, etc) más de alguno guardamos en el Baúl de los Recuerdos, fotografías por Él tomadas.
Baltazar Espíndola Sánchez y su servidor en alguna visita  a nuestra querida tierra: Chinicuila del Oro

Recuerdo especialmente una fotografía que me tomó Baltazar justamente el día en que el Padre Alberto Terríquez  y sus acompañantes sufrieran terrible accidente aéreo que les costo la vida. No recuerdo la fecha exacta, pero mi Padre como siempre con una cualidad especial para guardar fechas, inscribió la referencia en la parte de atrás de la fotografía. 




Debí contar con 5 o 6 años de edad, vestido con pantaloncillos cortos, manchados seguramente por la pulpa de las cabezas de negro, resortera terciada al pescuezo –arma predilecta de los pequeños de la época- y sobretodo, una gran sonrisa, plena, sin poses, sin preocupaciones, solo por el hecho de salir en la foto y observarte casi de inmediato,  gracias a la fotografía instantánea y obviamente al gran Balta.

¡Ah! que recuerdos.












jueves, 6 de septiembre de 2012

LOS ARCOS


ALGO DE HISTORIA.





Hablar de " El Aguacatillo ", es traer a la mente gratos recuerdos de paseos en familia, momentos de trabajo y diversión, pues mientras nuestras mamás utilizaban su tiempo lavando ropa, nosotros los niños, jugábamos con el agua del río e incluso tratábamos de sacar " chacales zurdos".  Al llegar al río, surgía la clásica pregunta: ¿En qué paso nos vamos a quedar? pues a cada cruce del camino de herradura en el río, así se le llamaba.





Existía y existe “El primer  paso”, “El segundo paso” y “El tercer paso” además, “Las Canalejas” y “Los Arcos” a los que quiero referirme.






"Los Arcos"

Vivió en Villa Victoria a principios del siglo XX, el Sr. José María "Chema" Castañeda (abuelo de José Mújica), excelente albañil, quien sumó a sus cualidades natas, conocimientos de ingeniería y arquitectura al haber trabajado en la ciudad de Colima con un Arquitecto de origen Alemán, con quien construyó principalmente casas y los puentes en forma de arco sobre el Río Colima.







Don Chema Castañeda, es quien construyó " Los Arcos ", por encargo del Sr. Justino Pineda Larios (Padre del  Sr. Adolfo Pineda), obra de infraestructura hidráulica, conformada por dos arcos de medio punto de diferente tamaño ambos y en la parte superior un canal, mismo que se utilizaba para llevar agua a los terrenos de la margen oriente del arroyo, donde se sembraba caña. Existió en el lugar, un molino o trapiche y se producía, principalmente: piloncillo y alfeñique.





Es importante resaltar los conocimientos de Don Chema Castañeda, pues a la fecha, " Los Arcos " han de tener cien años o quizá más desde su construcción y aún permanecen en perfecto estado, únicamente afectados por algún tipo de flora nociva que en todo caso los hacen verse más pintorescos. Su construcción es a base de ladrillo rojo recocido, pegado con mezcla de cal-arena (en ese tiempo no usaban cemento), bien cimentado en la roca del lecho del río, pero además, ubicado de tal manera que rocas del lugar los protegen de las avenidas del río.






Cuando tengas oportunidad de visitar "Los Arcos", ubícate exactamente abajo del arco menor. Con tu vista hacia el poniente, entonces escucharás que el sonido de la corriente de agua produce un eco, que da la impresión de una cascada interna. Vale la pena, disfruta el paseo y cuida el ambiente.

Por último, Don Chema Castañeda construyó también, los puentes en forma de arco sobre el río, además de algunas casonas, esto en Villa Victoria, mismas que serán motivo de otros comentarios.





Ing. Lenin P. Trujillo Trujillo








domingo, 8 de julio de 2012

EL CAMION PASAJERO.




"A manera de homenajear a esos grandes Chinicuilenses  quienes, a pesar de que no se les recuerde, dejaron "huella" en el desarrollo de nuestro municipio"

Ya no quero los camiones por que en uno tu te juites” dice la letra de una de las canciones que se entonaban en aquellos ayeres y que expresa el sentimiento auténtico del enamorado frustrado cuando por alguna razón, su complemento, debió partir a lugares lejanos usando para ello, el más moderno servicio de transportación de pasajeros de la época: El Camión de Pasajeros.




Recuerdo que crecimos escuchando los motores de aquellos Ford 1970, uno de los cuales tenía bajo resguardo mi Tío Leonel Trujillo Gutiérrez (qepd), ignoro si en ese tiempo, el camión era de su completa propiedad dado que se acogían a los estatutos que regían a la Sociedad Cooperativa de Autotransportes Coalcomán-Villa Victoria-Colima.


Mi Tío Leonel Trujillo Gutiérrez, hombre con profunda convicción de servicio a la comunidad, por muchos años sirviendo en el traslado de pasajeros y mercancías.


Bueno, pero lo importante es mencionar que cada mañana era un deleite escuchar el trajín que envolvía la salida a Colima. Personas saludando de la manera tan característica de nuestra gente: ¡buenos díaaaas compadreeee!, ¡buenos díaaas! Replicaba el otro ¡listo para ir a Colimaaa! -¡jiii! -¡ay te encargo un alfajooor! -¡Me saludas a las patonaaas!, decían, refiriéndose quizá a los cocoteros que dán la bienvenida a la Cd. de Colima, con mucha razón llamada “La ciudad de las palmeras”.

Los valecillos, que aprovechaban los "tumbaburros" del pasajero para tomarse la foto: Edgardo Silva, Larisa y  Rafael Trujillo, José y Adolfo (Tito) Silva


El camión pasajero era habilitado con redilas y un techo de madera y lámina, dejando espacios entre los barrotes a manera de ventanas, de donde pendían lienzos de plástico cuyo objeto era proteger a sus ocupantes del aire y del polvo levantado. Un asiento largo en la parte frontal y a partir de allí, asientos pares en cada uno de los lados, para rematar en una pequeña área de carga; en la cual, regularmente depositaban grandes barras de hielo encostaladas y protegidas con viruta de madera, cajas de galletas, rejas de refrescos y otras mercancías que iban siendo repartidas entre los “changarritos” de las rancherías que cruzaba el “pasajero”.

 


Aún en tiempo de "aguas"  El Camión Pasajero continuaba prestando el servicio. Solo que una de las unidades debería quedarse en el lado Colimense y otra en Michoacán, hasta que pudiera construirse el puente de madera. Se utilizaban canoas para el traslado de los pasajeros hasta el lado opuesto del río. En la foto: mi abuelo,  José Trujillo Mendoza,  Amador Moreno Galván, Juan Alcántar Serrano y Jorge Pineda Gutiérrez. Foto proporcionada por el Dr. Nicanor Trujillo.


Para mí, supongo que para los pequeños de ese tiempo también, era un deleite viajar en el asiento de enfrente lo que te permitía un panorama grandioso de los paisajes. Revivo con alegría y nostalgia los grandes “riegos” que tenía nuestro Tío Amador Moreno Trujillo (qepd) en las tierras de “El Rincón” y que permitían observar un verde interminable desde las sinuosas curvas del “Tejón” - es una lástima que esas tierras que alguna vez fueron tan productivas, ahora estén ociosas – 





Llegando al rancho “El Bejuco” había que estar alerta para cuando las llantas del camión tocaran el agua. Eran momentos de gran felicidad observar como se levantaban grandes olas al paso de éstas. Me gustaba especialmente este tramo por  que había que cruzar el rio tres o cuatro veces.


"El Pasajero" toda una aventura viajar a la Cd. de Colima o viceversa. Fotografía cortesía del Ing. Alfonso Chávez Espinosa.


Después de agotadora jornada, se llegaba a almorzar a “La Amargosa” -justamente en la casita deshabitada que está en la curva más cerrada del rancho- el almuerzo consistía básicamente de carne de puerco con chile, frijoles fritos o de la olla, queso seco o fresco y tortillas recién salidas del comal ¡ay diocho como me aprietas! Y ya no le sigas por que no respondo. Una vez “cargadas las baterías” había que bajar la barranca hasta llegar al “Paso de Potrerillos” o “El Rio Grande” como le conocimos siempre; pero ahora, los nervios hacían presa de todos los ocupantes de “la caja rodante” debido a que teníamos que cruzar el rio a través de unas vigas de madera sentadas sobre unos chiquigüites de bejuco rellenados con piedras del mismo rio.



Quienes tuvimos la oportunidad de viajar a la Cd. de Colima en los tiempos de la fotografía, recordarán que otro de los puntos de "abastecimiento" era con "Chencha" en la comunidad  de Estapilla, Colima. Esta fotografía pertenece al Baúl de los Recuerdos del Profr. Rubén Venegas y subida a la red por nuestro paisano y amigo Francisco Abúndiz.


Al cruce del camión, las viguetas de madera empezaban a crujir aumentando más la angustia entre los pasajeros. Finalmente y después de arribar a tierra firme volvíamos a nuestro estado normal, para seguir disfrutando a pesar de todo, del paisaje inhóspito del tramo Estapilla-Tepames.


El puente de madera que año con año era construido sobre el Río Grande con gran esfuerzo y anhelado por los habitantes de Villa Victoria. Al finalizar el año 1999 fué inaugurado el que actualmente comunica a los estados de Michoacán y Colima, concretándose de esta manera el sueño de grandes Chinicuilenses como el Sr. Adolfo Pineda Martínez, gestor incansable de esta importante obra para nuestro municipio. En la foto mi tío Rubén Trujillo Serrano, caminando sobre las viguetas de madera, seguramente José Silva Pineda "El Indio" conduciendo el camión. Cortesía del Arquitecto Alfonso Gutiérrez Martínez.


Llegar a la Carretera Nacional,  era entrar a la modernidad. Me divertía observando la línea blanca central, entrecortada en las áreas permitidas para rebasar otros vehículos. Contar los fantasmas ubicados en la orilla del camino, era también mi pasatiempo favorito. Luego, la bella Cd. de Colima, percibir el olor especial que desprendían los vapores de las fábricas de dulces de coco ubicadas en la entrada a la ciudad  ¡era un placer!


Y todo esto, gracias al servicio brindado por “El Camión Pasajero” y esos grandes hombres forjadores del desarrollo de Chinicuila.


Severo Trujillo Velázquez y Felipa Verduzco, flanqueando a su hijo Benjamín Trujillo Verduzco, Bisabuelos y Abuelo respectivamente, del que ésto escribe.



A la memoria de mis  Abuelos:


SR. BENJAMIN TRUJILLO VERDUZCO
SR. JOSE TRUJILLO MENDOZA



“Por el orgullo de la raigambre”

José Rafael Trujillo Trujillo.